martes, 15 de septiembre de 2009


La Profundidad Del Perdón Divino
Citas Bíblicas tomada de la versión Reina-Valera 1960.
TE AMO, OH JEHOVA, FORTALEZA MIA. (Salmo 18:1)
Una noche, mientras conversaba con mi Padre Celestial, sentí un fuerte deseo de dejarle saber cuánto lo amaba, pero no encontraba la manera de hacerlo porque no importaba cuantas palabras le decía, sentía que no era suficiente. Quería tocarlo, quería literalmente abrazarlo. Busque toda forma de hacerlo, pero la necesidad persistía, no se como explicarte, pero era como un deseo que nacía desde mi interior, una necesidad de amarlo con todas mis fuerzas. Le pregunte al Señor, dime Padre mío, como puedo tocarte? Como Padre mío, dime, porque ningún libro de teología me lo ha podido enseñar, enséñame tu, tu que todo lo sabes, enséñame a amarte. Mientras continuaba orando, sentí como el Espíritu de Dios me llevaba a mi interior, como me permitía que yo reconociera sin fingimientos, sin palabras disfrazadas, quien era yo. Y así, pude derramar mi alma a sus pies, sin guardar nada, reconociéndolo todo, aceptándolo todo, sin excusas, sin mentiras, sin tratar de impresionar a Dios o persuadirlo. Mientras esto sucedía, sentí algo que nunca había sentido, sentí unos brazos que me envolvían, pero unos brazos que no tenían final, que no dejaban espacios vacios. Yo no lo estaba abrazando a el, sino el me estaba abrazando a mí, pero la necesidad de amarlo se calmaba, sentía como el recibía mi amor, mi calor, pero mis fuerzas ya no eran mías, sino el se convirtió literalmente en mis fuerzas. Qué momento tan especial para mi vida fue el de esa noche. Con momentos así no importa cuántas veces el hombre se levante en mi contra o cuantas palabras salgan de bocas extrañas hiriendo mis sentimientos, momentos como el que vive aquella noche me llenan para poder bendecir aun al que se atreve a maldecirme. EL ES QUIEN PERDONA TODAS TUS INIQUIDADES, EL QUE SANA TODAS TUS DOLENCIAS; (Salmo 103:3) Una pregunta que continuamente me hacía era el por qué Jesús al resucitar y recibir su cuerpo glorificado todavía seguía teniendo las marcas de la crucifixión. Y HAY CUERPOS CELESTIALES, Y CUERPOS TERRENALES; PERO UNA ES LA GLORIA DE LOS CELESTIALES, Y OTRA LA DE LOS TERRENALES. (I Corintios 15:40) El cuerpo carnal es hecho aquí en la tierra, pero el nuevo cuerpo que recibiremos después de la resurrección será hecho en el cielo. Y mi pregunta era como si el nuevo cuerpo de Jesús vino directamente del cielo, su cuerpo carnal fue transformado como será el cuerpo de los que estén vivos cuando suceda el arrebatamiento de la iglesia, como es posible que todavía su nuevo cuerpo, su cuerpo celestial, tenga esas horribles marcas. Encontré la respuesta a mi pregunta en los siguientes versículos: POR ESO ME AMA EL PADRE, PORQUE YO PONGO MI VIDA, PARA VOLVERLA A TOMAR. (Juan 10:17) MAS EL HERIDO FUE POR NUESTRAS REBELIONES, MOLIDO POR NUESTROS PECADOS; EL CASTIGO DE NUESTRA PAZ FUE SOBRE EL, Y POR SU LLAGA FUIMOS NOSOTROS CURADOS. (Isaías 53:5) Las heridas de Jesús tienen tanta profundidad que no solo traspasaron su cuerpo sino que traspasaron al mismo universo, heridas que desde la tierra llegaron hasta el cielo, y no solo hasta el cielo, sino que una vez en el cielo llegaron hasta el corazón de Dios. Por ese motivo, ya no hay pecado que nos aparte del amor de Dios, porque por medio de la llaga del Hijo, llegamos al amor del Padre. Aleluya!!! Hay cristianos que están lejos de Dios por culpa del pecado que ha entrado en sus vidas. Pecados que a veces tratan de excusar, o de ignorar. Pero que como una mala enfermedad va cada día haciéndose mas insoportable. Hoy yo te invito a que le creas al Señor, que no le pongas limite hasta donde el perdón de Dios puede llegar en tu vida. El sentimiento de culpabilidad te aleja de Dios, eso fue lo que sucedió con Judas, se sintió culpable y el diablo lo llevo al suicidio. Pero la convicción de pecado te acerca a Jesús, la convicción de pecado no es un sentimiento de culpa sino de reconocimiento, cuando aceptamos con arrepentimiento nuestra falta, nuestro pecado. Es ese momento donde se acaban las excusas, donde vienes a sus pies y con toda honestidad pides su perdón. Tu puedes ser libre en este mismo instante en el poderoso nombre de Jesús. Siente como tu mente recibe la libertad, como tu corazón siente el alivio de un gran peso removido. Aun cuando pareciera imposible, aun cuando tu no veas cómo, Cristo tiene tanto alcance que su llaga hasta el día de hoy une a la tierra con el cielo, te une a ti con el Padre! Solo atrévete a poner tu carga a sus pies, atrévete a creer hasta donde te puede alcanzar su perdón!SI DECIMOS QUE NO TENEMOS PECADO, NOS ENGAÑAMOS A NOSOTROS MISMOS, Y LA VERDAD NO ESTÁ EN NOSOTROS. SI CONFESAMOS NUESTROS PECADOS, ÉL ES FIEL Y JUSTO PARA PERDONAR NUESTROS PECADOS, Y LIMPIARNOS DE TODA MALDAD. (1 Juan 1:8-9)

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